jueves, 20 de enero de 2011
Por Kirika Un Giro Glorioso Capitulo 1
Nombre: Giros del Destino
Capitulo 1
Un Giro Glorioso
“Quédate quietecita aquí” dijo la voz femenina que ahora cubierta con una tunica oscura se retiraba de la pequeña niña de cabello azabache largo, cubierta con una manta, aquella mujer, su madre, había retirado de ella toda memoria de su cabecita, toda memoria de conexión y de pasado que de ahora en adelante marcarían su vida.
La pequeña niña entreabrió sus labios rosas húmedos por las gotas de lluvia que resbalaban por su rostro, y pese a no recordar como llamar a aquella figura, sabia que nada la unía mas a aquella persona, que había arrebatado sin duda algo de ella, la había dejado en la entrada de una iglesia, sentada, en aquellos escalones duros y fríos, al tacto, pero gracias a su vestido, no resultaba incomodo estar allí, mientras la vio montarse en un carruaje y marchar.
Jamás hubiera pensado que quizá la gente alrededor era muy fría, o quizá no le importaba ver a una pequeña sentada sola en aquellas escaleras, o simplemente era que estaba pronto a anochecer, y sabían que no era prudente vagar por las calles, por que quien lo hiciera imprudentemente, podría ser victima y parte de las desapariciones que ocurrían en la noche a los imprudentes que caminaban a altas horas, sin rumbo.
La noche comenzaba a mostrar sus primeros retazos de oscuridad, cuando aun la pequeña niña se encontraba en la escalera de aquel lugar y comenzaba a resentir el estar sola, allí, se levanto difícilmente apoyando sus manitas en el suelo, mientras veía como las ultimas personas se iba adentrando a sus casas, la pequeña avanzó cortos y torpes pasos, tropezando con su propia tunica, se supone que no debía moverse, así que miró las escaleras de aquel lugar donde había estado, donde estaba su bolsita y su oso de peluche, mojado por la lluvia, cualquiera hubiera previsto para aquella pequeña, la desgracia.
Pero el destino le traería a aquella niña, uno de los giros mas gloriosos que su vida pudiera haber dado, habían planes para ella, y esa noche fría y lluviosa no seria el fin, si no el comienzo de la historia que yo, voy a narrar…
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Lord Vheilian caminaba con pereza extrema, mientras se estiraba, y caminaba hacia la puerta de entrada, a cazar se había dicho, tomo de la mano de su amada Mairel, y dando un dulce beso en su cuello agregó con un tono de tranquilidad- Lista mi amor – Lady Mairel sonrío a su esposo con cariño, mientras asentía y se giraba, esa noche no irían solos de caza, esa noche, irían en compañía de varias personas mas.
Lady Sara bajo los escalones, junto con su hermana Lady Rayne, habían estado entrenando con los reclutas y habían perdido la oportunidad de ir junto con algunos de sus hermanos que ahora estaban dentro del clan, conversando y llevando una buena fiesta, dirigida por Lord Rigoberto.
Lady Sara miró a su padre sonriendo mientras agregaba preparándose para salir – Lamento que tengamos que ir con ustedes antes de la reunión de esta noche en el clan – su padre con una enorme sonrisa solo negó contestando – No mi pequeña, no hay algo que ame mas que salir con mis preciosas hijas e hijos – dijo el orgulloso Lord Vheilian, y esa sonrisa calida que demostraba amor y devoción a sus hijas y a su amada esposa, que lo acompañarían esa noche, se ajusto sus armas bien, en caso que fuese necesario desenfundarlas para proteger sus tesoros, al abrir las puertas vio las estrellas alzándose en el firmamento, y tomando una buena bocanada de aire, comenzó a bajar las escaleras de entrada, esa noche, era fresca, luego de aquella llovizna ahora se respiraba un ambiente de paz, y algo le decía que seria una buena noche, Lady Mairel salio a su lado y sus hermosas hijas detrás, Lady Rayne suspiro y sonrió mas agregando con un tono intenso – ahhh!, espero poder conseguirme una cena sexy hoy – soltando una risa totalmente suspicaz y llena de esa picardía que ella solía tener.
Los habitantes ya se habían resguardado en sus casas, aunque la noche empezaba, para Lord Vheilian, que había profetizaba una noche magnifica, antes de una de las tantas dichosas reuniones que debía llevar para dar la bienvenida a un nuevo miembro al clan, las primeras horas de caza habían sido exitosas, pero algo había estado atrayendo la atención de el grupo que ahora, había notado mas fuerte aquel aroma dulzón y delicioso, fresco y casi irresistible de el liquido vital puro de un ser humano cercano, pero no era cualquier ser humano, al llegar a la plaza, donde se encontraba la catedral, avanzando por el suelo de ladrillo húmedo, guiándose por el aroma aquel que se sentía mas cercano, y fue cuando vio a la pequeña niña de cabello azabache, mojada por la lluvia, frunció el seño, y avanzando a pasos amplios y seguros se inclinó tomando a la pequeña en brazos la alzó y así verla fijamente, serio, con sus ojos rojizos, ¿Qué hacia una niña humana suelta a esa hora, por allí?, el silencio se propagó mas cuando, Lady Mairel, junto con Sara y Raynex, se detuvieron en seco viendo aquella escena, como Lord Vheilian tenia entre sus manos fuertes a aquella criatura.
Pero allí estaba ocurriendo algo, entre los ojos carmín de Lord Vheilian, y los ojos avellana de la pequeña que mojada solo lo miraba parpadeando, en completo silencio, por un momento de frío y distante silencio él y la niña se miraron, ella solo fijaba esos ojos grandes avellana en los de el, y el en los de ella, en un momento casi hipnótico, Rayne miró a su padre – Ehm, papá…? Es solo una pequeña, no pensaras en…- pero fue interrumpida por él que solo permanecía serio mirando a la niña que ahora parecía totalmente serena – No, no me la comeré ¿Cómo crees?- Lady Mairel se adelantó – Amor, que tanto le….- enseguida notó la mirada fija y casi embelezada de la niña, una pequeña fierecilla, se notaba en ella una fuerza increíble, además de hermosa – Por Caín…que hermosa criatura hemos encontrado aquí – Rayne, avanzó y agregó con gracia – Óyeme, podría ser miss chiqui universo si existiera algo así – sonrió, Vheilian soltó una carcajada, viendo a la niña aun – si, es hermosa….- Sara que aun estaba lejos, entonces avanzó un paso, y se aproximó a su padre, viendo a la pequeñita y casi temerosa dijo – Papi? – su padre la miró de vuelta como preguntando, que sucedía, cosa que ella misma le preguntó con cautela - ¿Qué sucede? – Lady Mairel por supuesto tranquila se aproximó agregando - ¿Qué humano descorazonado dejaría a una pequeñita como esta sola? – Sara entonces fijó sus ojos en aquella niña, y ahora no solo su padre la miraba, si no también ella, y en su corazón comenzó a florecer algo, que la hizo suavemente, susurrar a su padre - ¿Puedo cargarla? – a lo que Vheilian asintió aun observando como su hija tomó con delicadeza a la pequeña acunándola contra su pecho - ¿Quién te dejo solita aquí preciosa? – preguntó con voz suave y dulce, la pequeña solo se aferró a la ropa de Lady Sara, cansada y agotada de llorar ella la acunó mas y miró a su padre con un dejo de desesperación, al que Vheilian respondió con una sonrisa leve y asintió contestando – Si preciosa, no vamos a dejarla aquí…pero hay que mantenerla segura, es humana y recuerda que su aroma puede ser un problema – Los ojos de Vheilian aun estaban en aquella niña que habían encontrado, alzó una de sus manos para acariciar el cabello azabache de aquella niña, que ahora se había dormido al sentir el maternal abrazo de Lady Sara que ahora embobada miraba a la pequeña mientras una hermosa sonrisa se dibujaba en sus labios pensando ((Nada te pasara pequeña, nada)), Lady Mairel tomó una bolsita y encontró el oso de la niña, miró a Sara y tuvo una corazonada que la hizo sonreír, y avanzar hacia ella – Mira…aquí están sus cosas – Lord Vheilian iba a sugerir llevarla a algún sitio de humanos, pero al ver como su hija Sara cargaba a la pequeña no hubo duda alguna que aquella pequeña traería mas alegría a su princesa, pero preocupado por lo que estaban por hacer, sintió la mano de su esposa Mairel en su hombro, quien sonriéndole le mando un pensamiento, casi al instante (( tengo el mismo sentimiento mi amor, pero las casualidades no existen )) y la verdad es que algo dentro de Lord Vheilian se encendió al ver a los ojos adormilados y brillantes de color avellana de la niña, esa chiquilla, había ablandado su corazón mas con solo mirarlo a los ojos tan fijamente, sin llorar.
Esa pequeña tenia un destino escrito, si no, aquella noche fría, no se la hubieran encontrado, y no de ese modo, Lord Vheilian meditativo, se giró una vez mas a ver a su hija que embelezada abrigaba a la niña entre sus brazos, como si de una muñeca se tratara, valla dilema aquel, esbozo una sonrisa amplia, ya verían que sucederia.
- Querida familia
Pues me inspire en escribir esta historia para dedicárselas, la verdad estoy nerviosa, no se como me estara saliendo, pero espero que les agrade y guste ^^