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viernes, 21 de enero de 2011

CAPÍTULO CINCO
Mis huesos estaban machacados y el sudor entraba por mis ojos nublándome la visión y esos malditos seres no paraban de surgir de entre las sombras del moviliario,
mis movimientos eran rápidos, directos y mortaces danzarines acompañados de mis fieles cuchillas, el sabor de la sangre me mantenía en rigor, el sabor de mi propia sangre, mi mente no cesaba... Mis brazos se estaban aflojando, la sonrisa siniestra y triunfal de cada uno de aquellos reptíles era sobrecogedor, rostros carentes de dientes, sólo un par de colmillos en la parte superior de la boca y una lengua bífida surgía de aquella abertura sin labios, tampoco poseían orejas sino más bien una diminuta perforación a cada lado del rostro y aquellos ojos, fríos como hielo y todas ellas puestas en mí, localizándo la manera de acabar con mi cuerpo. Mis brazos y piernas extenuados y mis ojos mostraban ya cansancio y agotamiento mental, con cada uso de mi energía requería un consumo de sangre de mis venas y en ese preciso momento me estaba quedando sin ambas, pude sentir como mi corazón me pedía a gritos una cantidad de sangre y de hecho, tenía hambre y ya hacía más de 24 horas que no me alimentaba y el consumo de energía había sido mayor, no dudé más y tomé a una de aquellas criaturas sin pensar en las consecuencias, era eso o caer en frenesí y pagar con las consecuencias que con ello conllevase, me abrazé a la cintura de un hombre-serpiente, mis manos le tomarón el rostro mientras que con mis piernas me agarraba y sostenía en sus caderas y mordí la piel escamosa. Su piel era dura, pero más lo eran mis colmillos y desgarré un trozo de carne, la sangre poseía un sabor nauseabúndo y tan fuerte que incluso sentí desmoronarme, sería el hambre o la desesperación por acabar con aquellos seres que proseguí saciando mi sed, la criatura chillaba y se había aferrado a mis hombros y estaba tratando de soltárme, pero cuanto más tiraba de mí, con más fuerza apresaba la piel en mis colmillos, las otras criaturas durante unos segundo tan sólo observaban inertes al acto, hasta que tomarón partido y avanzarón para "rescatar" a su congénere, mi cuerpo se preparó para la defensa, me incorporé sin soltar mi presa y usé su propio cuerpo a modo de escudo mientras sentía la succión de sangre a mayor escala trás recibir los golpes. Noté su corazón latir desbocado e imágenes de un muchacho me invadió la mente, era un jovén de cabellos castaño claro y largo que caía por la espalda y ojos diminutos pero viváces de un color cristalino, aquel muchacho de aspecto emo era aquella cosa a la que estaba devorándo ahora mismo. A medida que aquellas imágenes tomaban formas en mi mente y que la velocidad del corazón de aquel insecto con piernas se iba debilitándo algo en mi interior estaba naciendo, mi piel se iba escamando mis ojos se iban volviéndo fríos y escurridizos, mis cabellos fuerón recogiéndose y tomándo forma siseante, mis piernas desaparecierón tomándo en su lugar una forma uníforme de una cola que iba disminuyendo acabando en una punta, solté a mi presa ya sin vida, una lengua bífida asomó por mis labios saboreándo la sangre que yacía adjudicada en mis mejillas y mi mente, puestos en los seres que me observaban con asombro y pánico tomé una nueva palabra concentrándo mi nueva energía en ese único punto "Tall" y mi cuerpo empezó a aumentar de tamaño rompiéndo las columnas y vigas de la estancia, tube que inclinar la cabeza para no golpearme con el techo, aún así seguía aumentándo mi tamaño y aquellas criaturas espavoridas correteándo sin saber dónde esconderse chillándo antes de cruzárse con mi cola que los aplastaba. Una sonrisa reptíl asomó mi rostro y mi boca se abrió y de ella salió un vapor, un humo verdoso que recorría cada esquina, moldeándose hasta cubrirlo todo, axfisiándo a los hombres-serpientes. Los cuerpos se iban amontonándo unos encima de otros sobre los escombros y casquetes de las piedras y los restos de los pilares. El veneno de mi aliento no dejaba de salir, y aduras penas se podía visualizar nada entre aquella atmósfera verdosa y neblinosa, y de repente, como un golpe en mi nuca algo me despertó.... XXDIABOLOXXX... Rápidamente mi forma tomó de nuevo mi forma natural y llevándome las manos a mi cara para evitar envenenárme con mi propia energía salí corriéndo de allí dándo saltos para esquivar los cuerpos mutilados y/o envenenados y volteando las columnas a medida que emprendía velocidad vampírica, intuía que algo no andaba bien...

La carrera me condujo a un pasillo,en él una masacre había sido testigo de las infinidades muertes que ahora se hallaba allí, centenares de cuerpos o quizás miles de cuerpos decapitados, mutilados o descuartizados decoraban el piso, la sangre era un río bravío que incluso me llegaba a las rodillas, columnas de diseño obsceno con extremidades acabados en lanzas empalaban otros tantos de aquellos seres, la raza de mi amado.... plumas seguían cayendo del techo como una llovizna, trozos de carnes y tripas decoraban las paredes como trofeos, tragé saliva. Mi corazón desbocado me gritaba que estar allí era una locura, mi mente chillaba, pero mis ojos no cesaban en observar cada cuerpo, aterrorizada por descubrir en alguno de ellos el cuerpo sin vida de mi amado. Caminé torpemente por entre la sangre tropezándo con algún brazo o alguna pierna, alejaba de mí de la superficie líquida restos de alas y/o caras que flotaban a la deriva "¡Dios!" pensé mientras unas lágrimas empapaban mis mejillas y el terror se dibujaba en mi cara, caminé hasta llegar al extremo del pasillo y topárme con una puerta enorme de color negro, que tenía todo el aspecto de conducir a una sala importante, ya que en los marcos se dibujaban con algún material metálico una tipografía mostrándo una imágen chinesca que representaba unos demonios menores empalando o deborándo lo que podría tratárse de seres inferiores condenados a la eternidad infernal, las puertas poseían estipografías de unas espinas entrelazadas entre sí, ovalándose entre sus extremidades y dando forma a unas palabras que no logré traducir, aunque por la dureza con la que se mantenían cerradas las puertas, suponía que en esas letras se hallaba la forma de abrir las puertas. "¡Oh! preciosa Rayne, por fin te vuelvo a ver... mi preciosa niña...." el sonido se oía en todas partes, envolviéndolo todo como el mismo aire, me moví en busca del orígen de aquella voz, me resultaba tan familiar.... "Adelante querida, pasa a mi reino, llevaba mucho tiempo esperándote, mi niña".... "Dí Nefistófeles en diablo y el camino se oscurecerá" no sé por qué, pero era como si aquellas letras de las puertas tomaran significado para mí, pero seguía sin saber cómo acceder al otro lado. Le dí muchas vueltas, observé cada parte del pasillo buscándo la respuesta de entre los muertos pero era clarividente que no lograría hallar la llave de aquella manera. Desesperada y con el ansías de salir de aquel pasillo golpeé las puertas con todas mis fuerzas, desde luego, no consiguiría nada pero necesitaba sacar la rabia y la impotencia de sentírme estancada... "¿Por qué te demoras tanto, mi niña?" nuevamente aquella voz familiar y sin saber cómo, pronuncié Nefistófeles, así sin más y las puertas se abrieron... recapacité unos segundos, no era el decir aquel nombre en otro idioma, sólo bastaba que un ser de naturaleza infernal, un ser que deboraba sangre de criaturas infernales como en la de los marcos dijera aquella palabra y las puertas se abrirían... la oscuridad otorgaría mi camino, la oscuridad ya formaba parte de mí desde mi convención, aquella noche que mi madre y mi hermana fueran brutalmente asesinadas, cuando mis ojos se encontrarón con los rojizos y sangrientos ojos de Lord Vheilian cuando éste se cruzó en aquel caminar sin rumbo y perdída en la oscuridad.

La escena que a continuación vería, dejaría helado mi alma, desgarrándome la sangre... mi amor, mi amado... encadenado aún con vida, a un par de columnas por las muñecas con los brazos estirados en horizontal, con la cabeza hacia adelante, le habían arrancado sus hermosas alas, su cuerpo estaba oculto por la sangre ya coagulada y presentaba golpes y cortes en brazos, pecho y vientre terribles que me hacían dudar si realmente habría logrado sobrevivir a tales heridas. Más allá donde estaba el cuerpo de XXDIABOLOXXX yacía dos tronos con sillones aterciopelado con colores oscuros a ambos lados de los tronos y un escalón elevaba los tronos haciéndolos destacar la sobervía de quienes tomaran aquellos asientos y en uno de aquellos tronos, un cuerpo descansaba triunfal.... ahogé un grito cuando reconocí a aquel hombre, el asesino de mi familia estaba allí... "Bien, bien.... me has reconocido... lástima que sólo recuerdes aquel trágico incidente, mi niña"... caminé a pasos lentos hasta colocárme junto a mi amado, me agaché y tomé su cabeza entre mis pechos en un abrazo de nostálgia y resentimiento, lamenté no haberme dado prisa, si hubiese llegado antes.... "no habrías logrado salvarle, de hecho, lo mantengo con vida porque sabía que era la única manera de atraerte hasta mí, mi niña" levanté mi mirada y la posé en los ojos inexistentes de aquel rostro pálido de cabellos tan negros como la misma oscuridad "¿Quién eres y cómo sabes mi nombre?" "Rayne, querida... es hora de que conozcas tu pasado"..... -CONTINUARÁ-

P.D. en el próximo capítulo se revelará mi pasado mortal, espero sea más llevadero que mi anterior capítulo y éste mismo, disculpen si no ha sido muy elocuente, pero quería darle forma de "saltos" en el tiempo sin previo aviso, Un saludo y espero os guste la historia ;) Atte. xRaynexBlood